domingo, 12 de agosto de 2007

OÍA Y NO ESCUCHABA

Compré el simple de Queen "Cosita loca llamada amor", lo escuchaba y no recalaba en la letra de los '50 rebeldes americanos y rockeros, pero ciertamente reza "crazy thing, called love..." definiendo al amor como una verdadera pequeñez alienada y alienante, de lo que estoy totalmente de acuerdo.

La palabra AMOR dió letra a todo. Literatura, pintura, cine, demás artes, la ciencia forense rotuló los episodios motivados por el amor como "pasionales" y en el tango (argentino) tuvo y tal vez tendrá su máxima expresión con el estereotipo macho, no demasiado ocupado (porque pocos tangos hablan del tipo laburante, si en cambio de la mujer "cuando van las fabriqueras, candorosas y diqueras con el sonoro percal"), que se tomaba el tiempo para apoyarse en algun balcón y cantar su triste melancolía de gorreado Edipo volviendo a la casa paterna luego de que la mina lo dejara por un tipo con vento.

A eso sumale que aún no se conocía "coca ni morfina", lexotanil, antidepresivos ni viagra y que los muchachos de antes no usaban ni gomina, alerta, gel, cama solar, slips ajustados que inducen la esterilidad, tampoco usaban forros ni vih, aunque a no pocas engañadas no solo le pegaran un hijo sino alguna venérea nomenclada por aquel entonces como "enfermedades secretas, lúes..".

Por tanto, el macho argentino, para quien los mejores fideos los amasa la vieja y la mejor cama es la que tenía en el cuarto de soltero (donde se haría, seguramente, las mejores pajas), el macho argentino digo, es un adolescente eterno, comprendiendo por adolescente al caprichoso y consentido por el entorno y "per se" que reduce a la esclavitud su entorno llevando la palabra egoismo a su máxima expresión.

¿Acaso puede dar amor alguien que solo piensa en SU bienestar, su propio placer y futuro?

Todos, mas o menos cercanos a los 40 hemos vivido la desaprensión o el alejamiento de un amor que se tornó indiferente, tiró la careta y se descubrió tal como es.

Eso si es hermoso!!!, ver a la persona como realmente es. Ver la madera limpia, el metal reluciente, puro en su esencia, ver la intimidad desnuda y conocer realmente cómo es el ser amado.

Cuando lo vemos desnudo, sin las ropas del color que nosotros mismos le ponemos, cuando vemos su esencia desnuda, no solo observamos las virtudes de las que nos hemos enamorado, sino también sus miserias, las espinas con las que ataca a quien se acerca, vemos su mirada esquiva porque hemos descubierto su vulnerabilidad.

Es allí cuando comenzamos a sentirnos seres humanos, individuos, entidades, que merecen respeto y que lo exigen.

Posteriormente revisamos qué hemos hecho por el/la otrora dios devenido en miserable ente y recapacitamos sobre el valor de lo que hemos brindado. La gran pregunta: Lo merecía o era yo una víctima más de su inconciente perversidad, aquella que había anidado en el amante perfecto en algún episodio histórico de su vida perpetuando su adolescencia (Del lat. adolescens, -entis: dícese de la persona que está entre la pubertad y la madurez). De aquí en adelante: qué hemos hecho por ése inmaduro egoista???

Cuando llegamos a preguntarnos ésto y revisar cada episodio, hallamos con seguridad el fiel de la balanza que se inclinará en favor o en contra nuestro.

La mujer fálica: El macho argentino tiene su versión universalmente diseminada y denominada MUJER FÁLICA. En el hogar generalmente es la proveedora en tiempos en que el esposo es víctima de un desempleo, es quien decide colores, texturas, paseos, películas, cuando quedar embarazada, cuando tener sexo, es lo que llaman los sajones "la mano que mece la cuna" (es la que domina al mundo).

La mujer fálica es en sí o es un proyecto del macho argentino.-

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