ALGO QUE ESCRIBÍ RECORDANDO A MIGRÉ

FRAGMENTOS DE ALBERTO MIGRÉ: UN PASEO POR TU HISTORIA

"Lo que más me mortifica fue no poder contestarle, como hubiera querido, que soy una Riglos Arana (...)" "No sería el primer caso de madre soltera que lo trata de tapar (...)" "¿Sabes qué me dijo el hijo del kioskero? Ya sé que no puede ser, se lo discutí a muerte. Él insiste que la inquilina de Don Félix es igualita a la mujer del ñato Córdoba, el cordobés revolucionario (...)" "- Despacio, mamá, ya lo sabrá todo(...)" de ROLANDO RIVAS TAXISTA (segunda parte) de Alberto Migré.
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“Juan Ignacio se levantó erecto, como de costumbre.
–Esto me demorará, dijo, mientras se miraba los tres penes erectos que tardaban en bajar, sin quitar de su mente la figura de Isabel.
Su hermoso cuerpo, esculpido por el duro trabajo, blanco, lampiño, era la envidia de cualquier David. Los tres falos remataban en grandes testículos incansables de eyaculaciones trasnochadas. Las piernas eran hermosas columnas que sostenían el torso bello, cándido. Los pezones muy generosos, tenían párpados que se levantaban sólo frente a alguien que los exitara. Entre sus duros glúteos llevaba tatuada estrofas de un poema en alguna extraña lengua.
Juan Ignacio se vistió con su poncho de vicuña sobre su piel y tomó su facón de Titanio ajustado al cinturón que marcaba su talle. ....
-Debo volver se dijo a sí mismo, olvidé la billetera, el Rólex y la carne en el congelador. Sin embargo no dejaba de pensar en Isabel, en su blanca piel y su perfume de nardos.
(casa de Isabel). Isabel, bordando coloridos pañuelos para la parroquia, presentía la visita de su amado.
–Dónde estarás querido... en el frigorífico?, en el canódromo?..
..ésos pensamientos la cansaban, la inquietaban, era tan bello que temía por su fidelidad. Finalmente los golpes se escucharon en la puerta cancel. El había atravesado el zaguán de la amplia casona, desafiando a los perros.
Ella cubrió su cuerpo desnudo con un chal, tomó su tiempo para elegir la mejor hebilla, una hermosa flor plástica multicolor.
-Quiero verme bien se dijo.
Juan Ignacio no pudo disimular una erección cuando vió los tres pechos de Isabel.
Tomando su facón de Titanio le susurró:
-tomá, desvestite.
Ella quitó su chal calado con el filo de la daga. Quedó al descubierto su hermoso cuerpo níveo, sus tres pezones que Juan Ignacio jamás había saboreado, y su pubis hermafrodita, enmarañado de pelo.
-Que pretende Usted de mí, preguntó Isabel, como un mantra, un viejo ritual automático..
(de ASÍ EN LA VILLA COMO EN KRIPTON de Alberto Migré). (adaptación de FrankO)

"La gente no está para quererte como vos necesitás, sino como puede" (Alberto Migré. Escritor, guionista de televisión. Mayo de 1997, en revista "Gente").